Spicy, los bocados de streetfood asiático en Barcelona
Dragones, neones, farolillos, pósters, grafitis… Spicy VolX no es solo una fascinante taberna asiática de Barcelona, es un submundo underground donde enfrascarse en la gula viajera con los hits más golosos de la gastronomía de Asia. Baos, gyozas, kimchi, costillas, arroces, fideos, sopas, karaage y un largo etcétera de bondades y alegrías con pasaporte que, para los curiosos de la fascinante gastronomía asiática, acaban grapadas en la memoria gustativa y cura para la morriña viajera.
No solo de picante vive el nombre. Los sabores, formas, texturas son tan plurales como la basta gastronomía que abarca la taberna. Un compendio gastroasiático con aires de streetfood que el chef Joan Martínez plasma festiva y con la maestría del que la ha recorrido, disfrutado y amado.
Spicy trae la mejor colección de platillos y tapas de la culinaria China, Coreana, Japonesa y Tailandesa a la ciudad de Barcelona. Ahora, más que nunca, una forma de viajar de bajo coste y de poco kilometraje. Todo ello en un local prestado para la pretensión: neones, carteles, proyecciones de combates de sumo, retratos y arte nipón… La música (tremendo hip hop 90ero y más), los tatuajes, el ambiente, el aura, la oscuridad, el erotismo, la psicodelia. Aquí todo evoca al bullicio y al jolgorio gastro viajado.
SPICY VOLX ¿Y QUÉ ME COMO ALLÍ?
La respuesta corta es: todo. La respuesta menos corta es: todo lo que puedas. Y la respuesta detallada es: hay tanto manjar concentrado en una carta no muy excesiva, que pese a cualquier optimismo con el que uno vaya al lugar, siempre saldrá con algo pendiente que no llegó a degustar.
La elección es sencilla: su bao de soft shell crab con salsa chili (8,50), el batayaki (7) o su japchae (8) son hits irremediables a los que uno debe acompañar de otros muchos bocados.
El batayaki fue una de las sorpresas más gratas de la velada. Setas, mantequilla y sake (y alguna cosita más). Un entrante sedoso, goloso, lácteo y lleno de sabor. Para rebañar con cualquier cosa (es probable que pidas un poco de gohan o arroz blanco para ello.
El bao de soft shell chilli crab es probablemente el hit más persuasivo y el que mayor motivo de visita genera. Da lo que promete. De los que uno no quiere compartir. Seguramente ejemplifique de la mejor manera el adn del lugar.
Los japchae, los fideos de cristal coreanos a base de boniato, salteados con soja y verduras son una maravilla del wok que tampoco hay que olvidar al pedir. El plato copioso que debes disfrutar.
Prácticamente probamos la inmensa mayoría de la carta de Spicy y, como pasa en todas las ocasiones, hay favoritos y no tan favoritos. Pura predilección. Los dumplings de cerdo con salsa agridulce (4,5), por ejemplo, los que más. Quizá un plato muy recurrente en la gastronomía china low-cost de la ciudad y que acostumbramos a ver maltratada al vapor y servida con desgana. Aquí luce, reluce y se viste goloso.
Las gyozas (5,5), los takoyaki (7) o los rollitos de primavera (4,5) son platos que tenemos más testados en muchos otros lugares y vimos que rozan el plusmarquismo. En especial, con el recuerdo de Osaka más que vivo en el paladar, los takoyaki suelen generarme morriña insatisfecha. En Spicy, me acercaron un poquito más a Japón (junto con los de Kobuta Ramen o los de mi tocayo Albert Guzmán).
El kimchi (6) y el karaage (7,5) son platos que siempre pido tanto por afición como “competición”, ya que los elaboro recurrentemente en casa. Del primero, en especial, me gustaron sus notas más frescas y ácidas a los que suelo hacer: perfecto snack de inicio.
Además del bao de cangrejo de concha blanda, cuentan con otros baos. El de bao de pato Pekín y el de bao de panceta de cerdo son dos opciones más para engordar el alma y la gula. Seguramente en este orden. El indiscutible hit, la notabilísima opción B y el bao que quizá podría ser más golosón (un laqueado más potente para equilibrar lo graso y lo almidonado de los otros ingredientes, ¿quizá?).
Otro gran bocado, fin y cierre de fiesta, son sus costillas de cerdo asadas al horno (10) y mucha salsa. Goloso final al que tampoco le importaría un salseo más umami o aromático (¿anisado?) para bailar de diez con esa fantástica cocción de la carne.
SPICY VOLX, VIAJE FELIZ
A nosotros se nos fue de más el ansia (la cara del camarero era un poema) y pedimos demasiado en mayúsculas. Pese al despilfarro de gula, el tiquet fue de 35€ por persona. Muy amable para la fiesta que montamos. En condiciones normales, el tíquet medio de Spicy ronda 25-30 euros para una tremenda comparsa de bocados asiáticos que lograron que, nada más salir del local, ya pensara en cuándo y con quién volver. La mejor prueba del algodón para un local.
Los locales de cocina asiática y de corte streetfood en Barcelona fueron tendencia en su día y son, ya, tejido gastronómico de la realidad cultural de la ciudad. Lugares como Spicy volX apuntalan el alto nivel de este tipo de gastronomía que, para alegría de los que amamos la culinaria asiática, nos apacigua el mono viajero y el hambre de bocado foráneo con artillería gustosa y bocados repletos de intención.
Spicy VolX
C/Comte Borrell, 41 (Barcelona)
actualmente: SAB-DOM (13:00 a 16:00)
25-30€/pax
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