Direkte Boqueria, la diminuta maravilla de Barcelona
Es irremediable hablar del restaurante Direkte Boqueria. En medio del guirigay gastronómico que es la zona del Mercat de La Boqueria, uno podría perder fácilmente toda esperanza de encontrar una oferta gastronómica sorprendente donde comer en La Boqueria. Fuera de Pintoxo, El Quim de La Boqueria o Bacaro, hay excepción. Ese brote verde, esa luz entre la oscuridad: el restaurante Direkte Boqueria, el proyecto del cocinero Arnau Muñío junto con Shu Zhang y sus platillos de fusión catalana-asiática.
DIREKTE BOQUERIA ES LA PEQUEÑA GRAN BARRA DE BARCELONA. EL OASIS GASTRONÓMICO DEL MERCAT DE LA BOQUERIA. SUBMARINISMO GASTRO EN UN CHARQUITO.
Ya visité hace más de un año el restaurante Direkte Boqueria de Arnau Muñío y descubrí para mí el que fuera una de las sorpresas de aquél 2019 en el extenso post que escribí en restaurantscat. Un año después, vuelvo para reencontrarme con esa cocina de fusión bien entendida (quizá de las mejores que he probado) entre lo asiático y lo local.
Un tipo de cocina que comienza a asentarse en la ciudad, comenzando por un Topik que sentó esta filosofía en Barcelona hace ya mucho tiempo o un Slow and Low, novedad en este año, que se suma a esta delicada cocina viajada.
En Direkte Boqueria, la pasión del chef Arnau Muñío por lo asiático y su base de la culinaria local se muestran perfectamente cristalizadas en dos menús degustación (de precio 45€ y 58€) postulados a mejores de la ciudad. Y un formato, de barra minúscula emplazada en el inmediato entorno del Mercat de la Boquería, que aún refuerza más la propuesta de este restaurante como aquéllos que uno puede encontrar por las ciudades niponas. Cuando la buena cocina y un negocio coherente a la misma se alinean.

Aunque existen 2 tipos de menú degustación en Direkte Boquería (el corto, de 46 euros; el largo, de 58€) siempre me he decantado por el gran festín, el nivel de la propuesta de Arnau así lo exige.
Un menú degustación que se va marchando por igual al resto de comensales, en una unión entre la cocina y los invitados que sincroniza los sabores y las sorpresas de la cocina de fusión que practican.

El menú degustación de otoño arranca con unas estupendo plato de setas. La veira al miso, shimeji, trompeta de la muerte y castaña de agua es un claro ejemplo de la cocina de producto, sencillez y de viajes de ida y vuelta a Asia

Siguiendo con el flan de erizos, huevas de salmón, tobiko, okra y wasabi. El mar en un bocado con tembleque, sabor y una ventana a Japón.

Ahora, refrescamos con una ensalada de higos, tofu, sardina marinada y wasabi. Consigue no endulzar el inicio del menú con un buen reparto de roles entre los ingredientes.

Continuando con las bajas temperaturas (el menú de era de principios de otoño y ahora estamos en plena Siberia) con un rape a modo de pastrami con cherries, ponzu, tobiko y jalapeño. ¡Muy bueno!

Subimos la temperatura y fusionamos al 100% con una gyoza de ostra con caldo de cap-i-pota. Mar y montaña de fingerfood. Candidato a hit del menú.

El kakigori de foie-gras con vino rancio y piñones es un plato que ya probé en el menú de otoño de hace un año y es un de los platos con los que conquistó al jurado del concurso Cuiner de l’Any que ganó. Pocos platos de foie consigo terminarme y éste es uno de ellos. Tremendos matices del vino y los piñones.

Uno de los platos que más me encandilaron fue este reconfortante y gustoso all-i-pebre de raya vestido de ramen. Se acompaña con alga nori y huevo de codorniz al que se podría tamagoear para rizar más el rizo.

Territorio cárnico con esta perfecta codorniz coreana a la brasa con ensalada de apio y manzana a modo de kimchi.

El fricandó cantonés es otra de las elaboraciones que resumen a la perfección las intenciones de Direkte Boquería. Bocado meloso y sedoso.

Presa ibérica curada y asada a modo de pastrami con berros y mostaza.

El apartado dulce del menú se divide en dos. Primero, una refrescante pero también protagonista crema de limón, mandarina, mezcal, sal de gusanos, cilantro. Lo tiene todo, incluso bichos (salazón con matices, no asustarse) aunque quizá no el mejor look.

Y el postre que a todos ha conquistado. El vencedor, parece, de esta imaginaria pugna por el mejor cheesecake que se ha realizado durante los últimos tiempos. La tarta de queso a la brasa con te matcha está en el menú por petición popular desde el primer día de apertura de Direkte Boqueria.

Direkte Boqueria, no se puede más por menos.

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