Àtic, el delicioso espacio gastronómico de Palau Alameda
Acariciando el centro de Valencia, encontramos Palau Alameda y la fina gastronomía de su restaurante Àtic.
Carnes de ternera (Simmental, Holstein, Rubia Gallega) con distintas maduraciones, excelentes arroces… y una cocina actual, peinada con carácter y elegancia, pero sin perder la vista el producto y la tradición. Así es la cocina de Nicolás Román en el restaurante Àtic del Palau Alameda.

Lo maravilloso del lugar, claro nada más llegar, es sin duda su espacio. Decoración, vistas y mobiliario se dan la mano para entablar un entorno para un ocio gastronómico que así lo exige. Dos espacios, el bar y el restaurante, que confluyen entre cerámicas, espacios ámplios, plantas y luz.
Y una gastronomía plural, que combina la tradición y la actualidad pero con formas distintas: las tapas (de mayoría nacional, pero con alguna propuesta asática, y de dotada creatividad tanto en textura como en complementos), los arroces y pescados a la brasa, o las carnes de maduración variable. El restaurante Àtic es lo de aquí, pero con la mirada inquieta.

RESTAURANTE ÀTIC: TAPAS, CARNES Y ARROCES.
LA COCINA DE AQUÍ, PERO CON LA MIRADA INQUIETA.
Se puede ir 3 veces a comer al restaurante Àtic de Palau Alameda y comer como en 3 restaurantes distintos. El surtido de tapas y platillos es suficiente como para un festín propio. Con los arroces y las carnes, ocurre lo mismo. Y así ocurrirá.
Pero en esta primera ocasión, la curiosidad me llamó más que la inquietud arrocera y me decanté por conocer mejor la cocina más jovial de Román.
Este carrusel de platillos arrancó con sus croquetas de costilla adobada salsa criolla (3,50€). Un plato de festín en formato fingerfood y de golosidad grapada en la cara. Generosa bola de perfecta fritura. El relleno de la croqueta es una caricia pero de sabor intenso. El picadillo de la salsa criolla es bálsamo para lo contundente pero una también una alegría para el bocado.
Siguiéndolas de un tiradito castellano de corvina, chips de ajo y polvo de miso (13€). Una reinterpretación local de un plato de allá. Refrescante pero con personalidad y mucho toque nacional (la emulsión, el ajo, el pimentón). Quizá el miso, en textura de “polvo” y aportador de umami al plato, habrá sido interesante sustituirlo por otro elemento también más local y alinear a la perfección el plato. Original, precioso y entrante perfecto para compartir con una buena conversación.
La berenjena al Josper con yogur a las hierbas y melaza a base de soja, miel y sésamo. Un plato que, para los amantes del producto de temporada, es todo un regalo. Y viene con “show”. Un plato diy que hace de rompehielos, que socializa el ágape y hace participar. La berenjena se sirve entera y cocinada a la perfección para arrancarse con su trinchado. Una vez picada, se adereza con la vinegreta de yogur y melaza, al gusto del comensal.
El plato que más me conquistó, tanto por lo estético como por lo gustativo, fue esta colorida y sabrosísima tortilla vaga de carabineros y su salsa americana (14€). La cremosidad de la tortilla, cocinada sólo por su base, dejando una parte superior semi-cuajada, junto con la carne del marisco potenciada por la salsa hecha a base de sus cabezas es una ráfaga de bocados golosos a los que uno le costará querer compartir.
La parte dulce pone fin a esta primera travesía por la gastronomía del restaurante Àtic con una preciosa y riquísima tartaleta de queso con helado de mora que hasta da pena (mentira, voló) hincarle el diente.
ÀTIC, LA GASTRONOMÍA MÁS ELEGANTE EN EL PALAU ALAMEDA
Es una agradable noticia saber que uno cuenta con un triple espacio (bar, restaurante y sala) como el Palau Alameda a escasos pasos del centro de Valencia donde encontrar una gastronomía tan lograda y tan bien pensada. Contando con referencias a la tradición y al producto como inicio de partida, el chef Nicolás Román le da su original punto de vista para dotar al restaurante de una oferta gastronómica interesantísima y digna de punto de interés gastro en una ciudad con ya de por sí adn gastro.
De tapeo y compartir, de arroces o de carnes y pescados a la brasa; las opciones son triples y las razones para visitarlo también. O puede que no solo. El propio espacio ya merece el acercarse a conocerlo y embriagarse con el propio lugar, sus vistas, una buena copa y una buena compañía.
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