Mont Bar

Restaurante Mont Bar. Muy bueno pero a un alto precio.
Se venía haciendo de rogar. Y conforme veía durante todo 2015 la subyucación de la mayoría de quienes lo visitaban, más me lo grababa en mi agenda mental (con exclamación y con interrogante, con curiosidad y dudas). Cuando un restaurante suena por doquier, me viene la dualidad de intenciones. Tenía que visitarlo. Para confirmar, para no estar de acuerdo o para sumarme al encandilamiento.
Y llegó el pasado domingo, casi como un embarazo a los 16. Sin querer y sin avisar, buscando un restaurante en el que poner fin a un plácido y merecido fin de semana de descanso. Mi sorpresa fue ver que Mont Bar abría domingos. No fue difícil engañar a mi foodie-partner in crime de cabecera, la respuesta a la bat-llamada fue inmediata.
Mont Bar, pese a lo excelso de su propuesta culinaria, tiene un esqueleto (a.k.a espacio, capacidad, estructura de local, etc.) como tal, el de un bar: pocas mesas, barra, mesas altas, terraza… Un pequeño espacio (donde se ha decidido respetar más distancia entre mesas que, por ejemplo, en La Mundana de Sants) en el que enfrascarse en un deleite culinario importante. Pero, como toda ley, en temas de restauración falta la última variable de equilibrio en esta ecuación: si el espacio es pequeño, la cocina es de nivel superlativo; ¿cuál es la variable que mantiene el equilibrio?. El precio. Y es que al final de la velada, el debate interno es: ¿vale la pena precio/calidad/cantidad?
La propuesta gastronómica de Mont Bar es la de tapas y aperitivos, así como de platillos (el sufijo aquí es perfecto) de alta cocina.
Los elegidos fueron:
Crujiente de tinta de calamar, sardina ahumada, mango y yogurt. Buen snack como aperitivo para ir abriendo boca. Me pareció bastante redondo y una buena declaración de intenciones.
Ajoblanco de coco con caballa marinada y kumquat. Divertida mutación de un clásico de nuestra gastronomía. El problema fue, creo, que la caballa queda secuestrada entre el coco y el kumquat. Sólo aportó textura.Ceviche de vieiras con erizo de mar. Un conjunto muy agradable y equilibrado, y eso que el marinado por sí solo era fuertote XXL. El maíz y el pescado rebajan y equilibran el plato, redondeándolo. Bueno.
Arroz de Pals con alcachofas y gamba de Palamós. Excelente.
Terrina de cochinillo extremeño con salsa catnonesa, pomelo y pak choi. También excelente. Una salsa superlativamente umami. El helado de pomelo, cuyo amargor se intuye como elemento desengrasante del plato, quizá demasiado fuerte pero.
Tiramisú. Si La Mundana tiene sus bravas, Mano Rota su ceviche, aquí el hit (al menos por redes sociales) es su tiramisú. No soy un gran fan de la trufa, de hecho, la he aborrecido a lo largo del 2015. Sumado a que este postre me parece uno de los más maltratados de la historia por el empecinamiento de cada chef por hacer su versión; reconozco que no iba a ser un juicio muy imparcial. No obstante, me pareció una de las mejores versiones que he probado hasta ahora. De nota. Además, reconocer que tiene una estética impresionante.
Torrija de cerezas con albaricoque crujiente. Nada sorprendente respecto a la misma más que el falso albaricoque de chocolate relleno que la coronaba. No me pareció tan destacable como otros platos.
Así pues, una mayoría de platos excelentes y otros muy notables que justificaron la visita en términos de paladar. En términos económicos y de cantidad es inevitable comentar que las raciones son muy pequeñas para el precio que tienen, si a ello le sumamos que ni la vajilla, ni los cubiertos, ni la sala podrían justificar precio medio; obtenemos una sensación de que aunque el nivel de cocina es excelso, no sustenta por sí solo el tíquet final. Y es que de no haber hecho un buen desayuno y aperitivo antes, nos habríamos quedado con hambre pese a los 5 platos y 2 postres pedidos (observar que no pedimos botella de vino). De haber hecho todo ello, la factura habría subido muy notablemente.
Ante este hipotético tíquet uno se plantea qué otras alternativas podría tener y le vienen a la cabeza otros lugares donde el nivel de cocina es excelso también (aunque no en el tipo de elaboraciones quizá) y las condiciones de un ágape serían otras: más comodidad/separación entre mesas, mantelería, vajilla, cantidad de platos… Estamos hablando de precios rozando lo Michelín, cuyo 50% de aforo come en barra, mesa alta o mesa común.
Un poco como concluye Ricard Sampere, me parece un fantástico lugar donde ir a deleitarse con unos pocos caprichos, exquisitos, pues el nivel de la cocina no te permite otra cosa más que alegrías. Pero para mayores ocasiones y manjares, donde también uno quiere llenarse bien y deleitarse en el entorno, en el aura, en la compañía, en la privacidad/espacio vital del o de los acompañantes, en la comodidad; y así ver más justificado el pago final, serían quizá otras opciones las que saldrían electas.
La superlatividad con desajustes. Excelente en el fondo, pero no en la forma.
En primer lloc gràcies per la referència… 🙂
I totalment d'acord amb el teu post… I potser jo menys excited encara que tu, doncs per mi la valoració global, és la que em marca les altres valoracions parcials…. Una mica a l'estil de quan jo era profe, de "ha tret un excel·lent d'anàlisis i un notable de micro, però ha suspès la macro, la història de l'economia i ….I per tant no passa curs…"… 🙂
Que vull dir amb això?… que al final -o parlo per mi- em queda el record de la valoració global.
Salutacions!!
Gràcies pel feedback. Està clar que cada persona té un criteri de valoració personal o, si menys no, o cada área de valoració li assigna un pes major o menor a una altra. Per exemple, a mi, l'àrea de cuina és la més important de totes, i estaria disposat a sortir satisfet d'un lloc encara que el servei sigui fluix. No passaria al revés, que un servei o local pepino, tingui una cuina molt fluixa. El problema és que a més, hi haig de posar la variable preu, que és la que en aquest cas fa bona o no la tolerància a les condicions de l'àpat encara que el menjar sigui excel.lent.
Al final, també comento d'igual manera, em sembla un bon lloc per anar una vegada a degustar algún plat i sorprendre't culinàriament. Com a experiencia global gastronòmica, en la que vols fer un àpat deliciós i també tenir excel.lència en l'entorn, la comoditat, el servei, etc. és cert que fluixeja una mica, a no ser que tinguis sort i estigui el restaurant mig buit i tinguis una tauleta per tu sol.
No té una RQP apropiada.