Mil Grullas, tapas y streetfood asiático en Valencia
Se puede viajar por Asia desde la misma Valencia. Sin el bullicio, el caos, el ruido o la turbulencia de sus calles; en el restaurante Mil Grullas cada bocado lleva pasaporte con destino al mejor streetfood del continente asiático. Con el post de hoy celebro haber encontrado mi mejor bálsamo y lugar para saciar mi afición por lo asiático.
“Escondido” entre los locales que rodean El Cedre, se encuentra el precioso refugio asiático que es Mil Grullas. Una ventana a la mejor cocina asiática de formato dinámico y street pero con el vestido elegante.
En Mil Grullas, Vanessa Lledó cocina los sabores de sus viajes con la preciosología y el mimo que sólo una persona apasionada, tanto por dicha culinaria como por dicha profesión (CdT, Miramar – Paco Pérez, Pakta – Albert Adrià… por ejemplo) puede llegar a reflejar. Los bocados, sucesión de umami, son una fiesta para el sabor, para el viajante y para el aventurero gastro que se encuentre por Valencia.
Dumplings, gyoza, dim sum, shaomai, molletes de pan chino relleno de mil bondades, frituras celestiales… el carrusel de hits asiáticos es infinito en Mil Grullas. Y hoy, vamos a desgranar una pequeña parte de éste.
MIL GRULLAS: TAPAS ASIÁTICAS Y STREETFOOD | ¿POR DONDE COMIENZO?
La respuesta corta es: por donde quieras, con todo vuelas. La respuesta menos corta es: cualquier visita depara sorpresas y alegrías. Y muchas tapas que quedarán pendientes de probar en una próxima. Lo mejor, tantear 3-4 tapas por cabeza, de distintas secciones de la carta: tapitas, molletes, algo frío y/o algún garnish. Y los postres. Ai los postres…
Las gyoza ramen (2,95€ – 2 uds) son un reconfortante y salty snack, todo en uno, con el que iniciar de buena manera el ágape. El caldo, espeso, saladito y umami, ligeramente gelificado, envuelve y acompaña unas muy buenas gyoza tradicionales, rellenas de cerdo, col y jengibre. El naruto refuerza, fija la mirada y aporta la chispa marina. Y su espiral siempre hipnotiza.
El cerdo shuijiao (3,95€ – 4 uds) será el entrante favorito de los del club del picante-ácido. Una empanadilla frita rellena de cerdo con una salsa picante rojo-intenso, refrescada con cilantro y piparra. Desde el respeto a la cocina china, con peinado español y guinda del sud-este asiático. La fusión bien entendida.
El Youtiao Char Siu,(4,95€ – 3 uds), un adictivo pan frito en forma alargada (¿churro salado?) que aguanta la carne de cerdo a baja temperatura deshilachada más melosa y umami que recuerdo en tiempo, mezclada con (creo) salsa tonkatsu casera y con rousong, una suerte de “algodón” de carne de cerdo que te aporta un chute de salazón y umami sin recurrir a elementos líquidos. Maravilla y hit.
El karaage (4,95€ – 4 uds) es uno de los mejores pollos fritos al estilo nipón que por ahora he encontrado en la ciudad. Con un buen marinado previo y frito con fécula de patata, logran una carne de contramuslo de pollo de altísima melosidad con un crujiente máximo. Los amantes del pollo frito encontrarán aquí una razón para hacerse feligrés. La salsa, una mayonesa de sisho morado que aporta frescor, aroma y notas salinas para equilibrar la delicia pesadota que es el pollo.
… y, comenzando con el festival de molletes de pan frito, seguramente uno de sus emblemas en lo que a oferta gastronómica se refiere, el mollete japonés de secreto ibérico con col y hierbabuena (5,50€ – 2 uds) es, con razón, uno de los hits de la carta (sí, hay muchos). No sólo por lograr darle vida a este corte del cerdo más allá de la brasa, sino por la fantasía de mezcla que es el crujiente y esponjosidad del pan frito con una carne de estructura firme que se ha ablandado perfectamente con una cocción amabilísima. La col y la hierbabuena redondean una gloriosa reinterpretación del omnipresente relleno de cerdo-col-cebollino asiático.
La artillería de molletes es “infinita” y gusta a todos los públicos. Especialmente a los más meatlovers pero con propuestas golosas también vegetarianas y de base marina. Todos ellos bocados para deleite y más que recomendables. Por preferencias y gustos personales, mi orden sería el que sigue: Panceta con salsa de chiles (4,50€ – 2 uds), Costilla de cerdo Duroc, cebollita, hoisin y pepino (5,50€ – 2 uds), Gamba crujiente con ensalada de alga negra (5,95€ – 2 uds) y Corderito pibil adobado en achiote con cebolla morada y cilantro (5,95€ – 2 uds).
¿Y la parte dulce? Muy bien resuelta, aprovechando el “lienzo en blanco” que pueden llegar a ser los postres asiáticos, con un 4-5 postres de carta como gyozas dulces, tiramisú de té matcha, bizcocho con crema de cacahuete y haba tonka o bizcocho de chocolate y sésamo garrapiñado.
Y los mochis (3,30€ – 2 uds). Hechos a mano, de forma que uno realmente puede disfrutarlos (lo “otro” no son mochis, son balas foam de antidisturbios) con rellenos golosos y de dulce final: de tarta “galleta María”, de plátano-coco-dulce de leche o de kit kat.
MIL GRULLAS, DESEO CUMPLIDO
El viaje con Mil Grullas, delicioso y sin turbulencias, de inicio a fin. Con las ganas de volver, de descubrir y de viajar de nuevo a tierras asiáticas, bocado a bocado.
Mil Grullas
Carrer d’Emili Gascó Contell, 16
actualmente: MIE-DOM (13:00 a 16:00)
25-30€/pax
0 Comments