Ca la Tata

Ca la Tata
Carrer de Jaume Casanovas, 131
Carrer de Jaume Casanovas, 131
Ca la Tata. Cocina honesta y tradicional pensada para disfrutar
Después del autocorrectivo que me empecé a aplicar desde finales de año, compartiendo en fascículos algunos de los restaurantes que merecen una visita gastronómica en El Prat de Llobregat, hoy toca hablar de Ca la Tata.
Entiendo Ca la Tata como dos restaurantes distintos en uno mismo. Me explico. Entre local de vinos (incluso tienda) y restaurante, su oferta gastronómica se podría dividir entre embutidos y quesos; y su cocina, sencilla pero bien elaborada. Así, se trata de un local que puede saciar tanto monos de grandes tablas de embutido de primera y buenos quesos como de platos más elaborados (ensaladas, tostadas, carnes y pescados).
El local también se podría dividir en dos. Una larga barra acompañada de mesas-barril perfectas para cenas más ligeras o tapeo breve. Al final se encuentra la sala, con capacidad para unas 25 personas. Así, suele ser conveniente reservar en noches de viernes o sábado para evitar disgustos. El ambiente es generalmente tranquilo y agradable, ideal para una cena informal con amigos o familia. No obstante, en alguna ocasión uno puede encontrarse rodeado de excesiva familiaridad en forma de niños jugando con juguetes que ya dispone el propio local para estas situaciones y del jolgorio de los familiares de éstos. Algo a tener en cuenta si uno busca tranquilidad.
Además de por tener una excelente variedad de vinos de distintas D.O. de todo el territorio español, lo virtuoso del local es su gran abanico de elaboraciones. Para mi, su gran bandera son sus tablas, tanto de embutidos como de quesos. La tabla de embutidos ibéricos (sensibilidad en el lagrimal cuando recuerdo el lomo y el chorizo, brutales) es en cantidad y calidad más que de aplauso.
También existe la posibilidad de mimarse individualmente en forma de tostadas con pan de coca con distintos ingredientes encima. Aquí una tostada de pan de coca con jamón ibérico. O la de sobrasada y queso, o la de escalivada…
O de los pocos sitios donde puedo disfrutar una ensalada. Aquí, la cantidad de ésta y el buen aliño o condimentación, es lo que termina haciendo que pidamos habitualmente para compartir. La ensalada de tomates y olivada, la ensalada con frutos secos, su excelente escalivada o bien la “xatonada” son nuestros hits.
Después de compartir alguno de los platos anteriores, el cierre de festín puede terminar con alguna de sus elaboraciones principales (pescados, carnes y otras sugerencias). Aunque las opciones son muchas y apetecibles, nosotros claudicamos con sus carnes guisadas: la carrillera con puré de patata trufado y con su sorpresa de ibérico guisada al Oporto y setas.
No obstante, sus elaboraciones abarcan otros platos sugerentes como el marmitako de bonito, el pollo potablava rustido (previo encargo), el suquet con rape o el bacalao confitado. Cocina tradicional notablemente elaborada. Una última recomendación personal sería la tostada con huevo poché con queso de cabra y escalivada.
Si el apetito tiene un hueco, las opciones de postre también son golosas. Mi pecado principal es su “pirámide” de chocolate blanco, rellena de helado y caramelo. Otra opción menos contundente pero también celebrada es su sorbete de pera Williams.
El tíquet final puede variar en función de las bebidas y del tipo de comida que se escoja (embutidos y tostadas, o bien platos principales). No obstante, el tíquet promedio se podría situar sobre los 20-25€ por persona. Muy razonable dada la calidad de los ingredientes y del nivel de la cocina. De hecho, hay días que la cuenta ha salido por menos de 20€ por cabeza.
El principal “pero” que tiene Ca la Tata es el “cuello de botella” que acostumbran a padecer en servicios donde se juntan varias mesas a la vez, lo que deriva en algún problema en cocina como tiempos de espera largos, en terminados menos elaborados o en algún problema de temperatura de los platos; así como en el servicio, pues tiene que estar por la barra y por sacar los platos de cocina, a la vez que atender mesas; lo que deriva a veces en tiempos de espera elevados. Es por eso que solemos ir entre semana para evitar posibles situaciones como esta. Plantearse tener algún extra para picos de faena o fines de semana podría diluir este handicap. Otro punto a mejorar sería alguno de los emplatados como en las carnes, donde el plato es pequeño para la cantidad servida y las salsas poco reducidas en alguna ocasión, lo que hace que ésta baile y se pierda al mojarla con la carne.
No obstante esta posible situación de máximo aforo, en Ca la Tata la experiencia será excelente sea cual sea el motivo de la ingesta: sus embutidos, tostadas y ensaladas no fallan; su cocina es rica y sabrosa, con emplatados y guarniciones sencillas pero excelentes. Su relación calidad-precio, además, es más que buena. No es posible fallar.
Al final em caldrà mudar-me al Prat…. 🙂
Ja imaginaves que aquest m'ha agradat.
Salut!
Doncs si! Amb el Mesón Galicia i Ca La Tata, viuries més que content!